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Hay una lucha fuerte entre el hombre lleno de apetitos y Dios que le alerta, le propone, le amenaza y lo castiga y muchas veces lo salva contra todo pronóstico. Un hombre que estaba hecho según el corazón de Dios, es el modelo total de la depravación, de la devoción, de la violencia, de la musicalidad, de la estrategia militar, de la sensualidad incontrolada. Y con todo ese tipo es puesto como ideal israelita y universal, de modo que el propio Ángel e dice a maría que su hijo recibirá el trono de David su padre. Y en los andares de Jesús se tropieza con enfermos que gritan Hijo de David ten compasión de mí. Da pena que este hombre fuera tan de Dios y tuviera a su disposición innumerables mujeres, incontables hijos, asesinatos imperdonables. Mandar matar al Drías, soldado devotísimo suyo, para arrebatarle la esposa. Esto enfurece a Dios, pero luego le perdona porque tiene a su lado un profeta áulico que dice de parte de Dios que le va a respetar, pero que hijo del pecado morirá, y que en su descendencia habrá mucho muerto a espada enemiga. De sus descendientes una gran parte fueron idólatras y malos políticos. Israel fue anulado como reino en sus dos partes. Destierros, trato inhumano, por parte de sus Captores de Asiria y Babilonia. Pero esos tan maltratados por el destino, volvían a Dios y levantaban varias veces su templo. Hizo guerras memorables con los Macabeos, y volvió al destierro y sin embargo a él oraban y lloraban. Y nunca se acabaron. Fueron numerosos como las estrellas, de modo que si le mataban 6 millones, en el mundo de la cultura y de los negocios apenas se notaba. Se cumple en los ponderadores de David una especie de debilidad patemalista en el Dios, que se llama de 331