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conocemos personas con esas cualidades. Las pitonisas dictaminaban la verdad en todos los asuntos que se les sometían. Seguramente las madres tienen ese sentido, porque su pequeño mundo es muy grande en responsabilidades. Modernamente parece que es sabidurías no negar nada a los hijos, hasta que estalla alguna bomba casera, que suele ser muy destructiva. La Sabiduría propiamente es la facultad de Saborear el Bien, donde quiera que se dé y ayudar a conseguirlo donde haga falta. La insipiencia es la carencia de gusto por lo correcto y lógico. Y pretender que uno es sabio porque ofrece fórmulas por solo interés de mandar y repartir, cae en la advertencia Bíblica: Dijo el insipiente, No hay Dios. Y soy yo tu Dios, siempre que te pongas de rodillas. Apenas hay un estamento social en este mundo que se salve de la insipiencia de pretender saberlo, ordenarlo y ofrecerlo todo. En este aspecto hay una venganza genética en la rebeldía o menosprecio de la Iglesia tradicional. Los sabios insipientes han destrozado infinidad de Centros culturales y cultuales por ser de derecho cristiano. Pero eso no se considera interesante. Se quita y se acabó. Pero esa doctrina totalitaria es arbitraria, mala de solemnidad, porque parte de una seguridad que no se puede asegurar. El mismo Pilatos que quería ser justo quedó admirado de que Jesús asegurase que tenía la Verdad. ¿Qué verdad?: la de Dios encarnado. Jesús mismo. II. Rom.5, 1-5 Cuando nos enteramos de que alguien se justificó, deducimos que quedó libre de delito. Pues esa 324

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