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Sucede luego algo raro: tienen que separarse, porque quizá Pablo era muy fuerte contra los judaizantes, mientras Bemabé como buen clérigo y enterado de las misericordias que cantan los salmos, quería suavizar las conversiones, hasta seguir circuncidando. Esto a Pablo le era inasumible. Y Bemabé volvió a su pueblo chipriota. Una pérdida, sin duda, como tantas, dolorosas. Dejó Bemabé un escrito muy enterado de la salvación de Israel, y me hace suponer que él creara la maravillosa "Carta a los Hebreos ... II. APOC. 7, 9. 14B-17 En este ambiente es lógico que se exalte la fiesta que hay en la gloria para los que llegan de la gran tribulación, con vestiduras nuevas lavadas en la sangre del Cordero. Allí reciben toda clase de consuelos y la seguridad de que ya n o habrá de soportar los dolores de las persecuciones. El Cordero será de verdad su Pastor. El dio antes la vida por ellos y ellos han dado la suya que se multiplica más del ciento por uno. Las historias de mártires son en nuestros mismos días como el pan nuestro. Los horrores antiguos contribuyeron a estabilizar la fe en lo espiritual y transcendental. Y modernamente el problema subsiste y los mártires siguen cantado al Cordero que quita el pecado, incluso a los perseguidores. La suma de arrepentidos es notable. Y nadie puede mirar hacia los otros, sino a su propio ideario, que puede producir frutos tan contradictorios. La dichosa fraternidad, en igualdad y humanidad pueden ser cantos de sirena. España se hizo celebrativa de los mártires en grandiosas ceremonias. Pero a esos mártires se les tiene respeto, pero es difícil que se les considere benefactores. Fueron todos demasiado pobres. 310
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