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Quien da valor a todo es Cristo, la víctima pascual. Las víctimas de la Pascua judía pertenecen a la tradición que ha sido sustituida por el Cordero de Dios que es Jesucristo. Y las ofrendas a los dioses deben considerarse abolidas. Todo debe ser nuevo. III Juan 20, 1-9 Magdalena ve el sepulcro vacío. Lo comunica a Pedro y Juan y corren y descubren que el sepulcro solo contiene lienzos funerarios. Pensativos quizá sospechan que haya verdad en lo que dicen por allí: que los discípulos hurtaron el cuerpo. En cierto modo lo dicen los que van a Emaús: es ya el tercer día y no ha pasado nada. Y lo dicen al personaje que se les asocia en el viaje. Y él les echa en cara el olvido tan rápido de la promesa de resurrección que había hecho Jesús. Imagino que el significativo Cleofás sea nada menos que pariente cercano al que consideran desaparecido. La escena de la revelación de la identidad mediante la fracción del pan, les abre los ojos y la mente. Y cuando piensan que han descubierto el misterio resulta que ya Jesús se ha aparecido a Pedro. El suspense del sepulcro vacío tenía a Pedro preparado para el mayor choque emocional imaginable. Era, además, la confirmación de su elección a ser el primero y el primado entre todos los seguidores. Al menos Juan creyó ... Porque hasta ese momento no entendió qué era la resurrección de entre los muertos. Quizá por eso en una aparición es Juan quien descubre al resucitado en el que les invita a pescar y comer. María Magdalena es la chispa que va a encender toda la masa. La sucesión de apariciones con detalles comunes o exclusivos, seguramente van rompiendo prejuicios. Pero aún siguen como demuestran los desafíos de 303

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