BCCCAP00000000000000000001357
Para ser hijos pródigos no hace falta ir a tierras lejanas. A la vuelta de la esquina empieza el extranjero. *** Domingo 5° C de Cuaresma. 2013. 17 de Marzo. I. Isa.43, 16-21 La primera lectura es como una reivindicación POSITIVA que hace Dios de sí mismo. Nada menos que convertir los desiertos en jardines, las piedras en fuentes, y la ferocidad de los animales salvajes en glorificadores del Creador. Podremos exclamar: ¡vaya cambios! Y ¿dónde se verá eso? Pues hay que recurrir al género de las parábolas para entender esta conversión del Dios absorbente en Dios servidor y paternal. Cosa que logramos mirando a nuestras personas, que tenemos desiertos, y sequías, y violencias y faltas de convivencia. Todo cambia cuando entra Dios en nuestra vida. Y eso es lo que anhelamos al acudir al culto, como hoy hacemos, y al admitir la urgencia de cambio en nuestras conciencias. Todo un programa que el Señor plantea y nos anima a cumplirlo. Está demostrado que en los desiertos personales también hay tesoros y potencialidades infinitas. II. Filip.3, 8-14 San Pablo cuando era solo Saulo, era un desierto, abundante solo en fanatismo y presunción de ser fariseo muy cumplidor. En ese desierto cabía el celo deformado, que acaba en liquidar a los adversarios como ocurrió con el diácono Esteban. Luego todo lo estimó pérdida frente al conocimiento de Jesús, el Señor. Esto lo llama resurrección. Y se dedica 299
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz