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II.1ª Cor.10, 1-6. 10-12 Lo que sucedió a los Israelitas fue imagen de lo que nos sucede a nosotros. Dios nos sigue alumbrando en la noche de la ignorancia, o de la duda o de la rebeldía. Puede que nos castigue con carencias, pero aún así nos quiere como quiso a los Israelitas hasta cuando negaron validez a las tablas de la Ley. Hoy negar validez a lo divino es casi obligación para las sociedades saturadas de orgullo, que cantaron Ni en Dios ni en reyes ni en tribunos, está el empuje salvador: nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor". Los que estamos aquí creemos en el Dios que ES. Comprendemos a los idólatras que llaman Dios a criaturas que sin serlo nos proporcionan valores en comida y en conductas. Ningún idólatra es ateo, sino que es creyente inmaduro. Como se demuestra en los pueblos originarios en América, el Dios y el Cristo fueron aceptados con enorme pasión. La herencia del descubrimiento consiste en dos cosas: La fe cristiana y la lengua española, aprendida a fuerza de rezos y catequesis de empeñados misioneros. No debemos ser desnaturalizados negando estos valores que se apoyan mutuamente. III. Luc. 13, 1-9 Las expectativas agrícolas a veces fallan. Una mala nube, una sequía, una falta o exceso de agua estropean una cosecha. Sin embargo no perdemos la paciencia y sembramos otra y abonamos y regamos una y otra vez. Y cuando da resultado el esfuerzo se olvidan las calamidades. Eso, dice Jesús, que le pasa a su mismo Padre. Pero hay un hortelano sabio que aconseja al propio Señor tenernos paciencia. Ese hortelano es Jesús, que también es pastor. Parece que supera a su padre en Esperanza. Vamos a no defraudarle. Un mínimo de 30 hasta un máximo de 100 es posible. Pero ante la 296

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