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A estos cumplimientos hay que bautizarlos, o sea ponerlos en la persona de Jesús, que es el nuevo y eterno templo y altar para dar las Gracias y para recibir los signos de nuestro estado de relación con Él. Rom.10, 8-13 La Palabra la tenemos cerca del corazón, pues acabamos de proclamarla. Debemos tenerla en altar del corazón. Consiste en creer que Jesús es el Señor resucitado, que encamina hacia la Justicia, o sea hacia la sanidad en Dios. Y que nos fraterniza, rompiendo las separaciones que abundan. Y así, invocando el nombre del Señor vivimos en salvación. Quien está vivo respira y goza, y lucha por el bien. El bien de los demás le causa alegría y ha de ser grato compartirla. Eliminadas las primicias agrícolas quedan las vitales como los bautizos, las primeras comuniones y las bodas. Dichosos quienes contamos con la Iglesia, que promueve esas fiestas que convertidas en Valores totales. III. En el devenir de la vida nos acosan las malas imaginaciones, malos pensamientos, malos consejeros. Jesús, aunque lleno del Espíritu en su Bautismo, halla enseguida a un alguien que le quiere hacer un bien especial, aconsejándole que disfrute de lo material, que busque el ser señor y se desentienda del miedo a Dios. Quizá el tan diablo tenía su mentalidad libertaria. Pero no tenía claro que la voz escuchada en el bautismo de Jesús fuera en verdad para proclamarlo Hijo de Dios. "Si eres Hijo de Dios"...Es parecido a decir, si eres moderno, inteligente, y sabes razonar, debes gozar de la Creación, ofrecer tus servicios buscando votos para mejorarlo todo, hacer experimentos llamativos, incluso 291

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