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El caso es que Jesús, que por esencia es predestinado, no lo tuvo muy claro hasta que el propio Espíritu Santo lo declara Hijo del Padre y Maestro. San Agustín hablando de este tema peliagudo dice que la predestinación significa EL CONOCIMIENTO ETERNO QUE TIENE DIOS DE CADA uno DE NOSOTROS, PERO SIN PONER SU FIRMA EN NUESTRAS HISTORIAS. Lo cierto es que las personas que tienen especiales dotes casi por necesidad se convierten en tipos importantes en cualquier rama de la vida. Una predestinación general es la de quienes han de dedicarse a crear familia, lo que lleva consigo una necesidad a tener cuidados muy especiales con los hijos. Y eso pasa con quienes llegan a ser responsables de la enseñanza, de la administración, de la sanidad y de la cultura. Pero sobre todo aparece como importante el oficio de profeta y ministro del culto de Dios. De hecho todos los poderes suelen reverenciar a los profetas y sacerdotes. San Pablo propone una doctrina casi apabullante: no somos capaces de hacer algo por nosotros como si fuese por fuerza nuestra, sino nuestros poderes vienen de Dios. La Inspiración de lo alto es una explicación de la llamada predestinación. Si no se hace uno el sordo o el presuntuoso, el Espíritu del Señor nos hace curanderos de todos los males. 11.lªCor. 12, 31---13,13. La gran señal de la predestinación es el amor y la caridad que hoy san Pablo pondera del modo más grandioso y casi sobrecogedor: Sin caridad nada soy aunque tenga mil facultades. Aunque me entregue al martirio, aunque hable todas las lenguas, aunque mueva montañas. Aunque que dé todo a los pobre ... Si no tengo amor nada soy. La predestinación solía darse en las familias antiguas. Un hijo al campo, otro a la milicia, otro a la filosofia, 284