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tenemos cerca y que está lejos de lo correcto. Juan se consideraba un buen noticiero, porque anunciaba y amonestaba. Y de ahí resultó que algunos oyentes como Andrés y Juan hallaron a Jesús y lo proclamaron con toda seguridad. Estamos en el Año de la Fe. Que es convertirla en argumento de lo que no se demuestra solo por la razón humana, y convertirla en sustentadora de los auténticos valores. *** Domingo IV, de Adviento. Ciclo C. 23, 12,0012 I. Miq, 5, l-4a La primera lectura profetiza sobre la futura grandeza de Belén, porque de ese pequeño pueblo saldrá el gran jefe que salvará al Pueblo. Hacía unos cien años que de Belén había salido el rey David, gran rey, religioso, guerrero y a veces malo de verdad. Pero hecho según el corazón de Dios. Pues de ese lugar saldrá otro rey más salvador aún que el rey David. Entre los israelitas todo gran jefe debía parecerse al Rey David. Y tal era la convicción que el propio ángel Gabriel le asegura a María que ella tendrá un hijo que heredará el trono de su padre David, y reinará para siempre. Como eso no ha sucedido es evidente que el reinado de ese hijo de David, Jesús, tiene que reinar y tener dinastía de otro modo. Y en efecto lo dijo Jesús a Pilato: Mi reino no es de este mundo, aunque tenga legiones celestiales. Pero NO les corresponde crearme un reino de aquí. Mi reino, a su tiempo, se llamará el reino de la Verdad. 267
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