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Domingo C 3º de Adviento. León 16 de Diciembre de 2012 l. Sofon.3, 14-18a El Señor en medio de ti se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo, como en día de fiesta. Pudiera ser que el profeta Sofonías estuviera contemplando la vuelta de Israel de alguna de las cautividades a que estuvo sometido varias veces. Y Dios le inspiró esta preciosa carta de felicitación. Dios te acompaña en tu alegría. Podemos entender que esa alegría de Dios nos toca a nosotros, que somos propensos a estar cautivos o cautivados por dioses rivales, de los que hay que liberarse. Nuestro tiempo es idólatra, en grado infinito, porque las posibilidades de saber, saborear, presumir, disponer, reivindicar derechos y entregarnos al ídolo del momento, son casi infinitas. Una borrachera escandalosa llena plazas y locales. Cuando pasan desgracias lo lamentamos. Y cuando nos liberamos de incurrir en más esclavitudes sentimos un gusto relajante. Dios se hace compañero en la buena libertad. Aunque no seamos pecadores en mucha cuantía o siéndolo, buscamos la fórmula liberadora del sacramento, con el que nos abraza Dios. Y está dispuesto para animamos a seguir liberándonos. II. Filip.4, 4-7 En estas fechas de loterías los favorecidos por la suerte parecen haber alcanzado el sumo de la felicidad. Aunque solo sea porque pueden satisfacer deudas o adquirir cosas que les apetecían. Como sabemos que esas suertes tocan a muy pocos, hay que estar a lo que es sólido, como es una manera de proceder basada en 265

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