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III. 18, 33b-37 Ante Pilatos Jesús se confiesa Rey de la VERDAD. Sorprendente afirmación que deja pasmado al personaje imperial. ¿Qué es la VERDAD? Nosotros decimos muchas veces "esto es verdad", y es probable que no lo sea, porque no lo hemos visto, o pensado bien, o documentado bien. O sencillamente porque tenemos una soberbia absurda. Por la Verdad murió Cristo, dice un refrán. La Verdad de Jesús, y, por tanto, sus pretensiones de ser Rey, se fundamenta en que viene a proclamar el reinado de su Padre, con quien es consustancial. Es hasta sencillo entender esto, cuando apliquemos a nuestras personas las preguntas sobre los hechos, dichos, deseos y cualidades que tenemos. ¿Reina Cristo en nuestro pensar, en nuestro rezar, en nuestro compartir, en nuestro credo? Desde la intimidad de la Casa hasta la solemnidad del templo, o la seriedad del puesto de trabajo, tiene que tener calidad. La famosa calidad de vida hay que elevarla a la calidad de la relación con Dios por Cristo y el Espíritu dentro de la Iglesia. Ya no reina Cristo por lo que uno coma o beba, sino por lo que nos inspira en la Mentalidad y en el Corazón. Cristo tiene que entregar su Reino al Padre: en esa entrega estamos incluidos nosotros. Con esa esperanza confesamos la Fe. Creo en Dios. *** 256

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