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Iglesia encargando misas y ofreciendo limosnas. Mantienen la vida litúrgica y la línea de la caridad. Por eso mismo, con generosidad, ofrecen de lo que tienen, a pesar de ser viudas en más de un sentido. Señalo a las viudas, sin descartar a los viudos, que también abundan. Por su generosidad superan muchas calamidades, que Dios no desea que tengan, pero que la vida les proporciona. Y esa virtud tiene el premio de la Fe y de la conformidad. Aunque muchas viudas y viudos echan en cara a Dios por haberles privado de seres muy queridos. Para Dios tiene que haber muy malos ratos, cuando suceden cosas tan penosas que, supuestamente, El podría y debería evitar. Nos encontramos ante el misterio de la gran pobreza que es la enfermedad y la muerte. Cuando nos toca de cerca casi nos extraña." Con todo lo bueno que hicieron o hacemos"...Pero siempre queda el pan y el aceite de la Fe y la Esperanza. Que para eso se nos ponen delante las palabras del Señor. II. Heb. 9, 24-28 Jesús entró en el Santuario, es decir en el mundo para ofrecer el sumo sacrificio que es su persona. Lo hizo una vez y con valor eterno. Pero eso hay que recordarlo y gozarlo, y para eso es la Eucaristía. Y para eso hay Ministros, Sacerdotes, que repiten el gesto de Jesús, para que nos sirva de MEMORIAL, recordatorio imperecedero. Por eso cuando decaen tantas devociones, queda en Pie la Misa, que pasa al primerísimo plano de la devoción cristiana. Lo demás es añadidura. La misa es la esencia de la Fe en Jesús. Es una herencia agradecida. Cuando en la mentalidad creyente abunda la idea de que la asistencia la misa es un aval de buena conducta, es que el Pueblo lo siente. La voz del Pueblo de Dios es voz del propio Dios. 250

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