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por ningún oro o incienso. Tenemos tesoros maravillosos que hay que disfrutar. *** Bautismo de Jesús. 1º Ordinario (9 Enero 2011) l. Isa.42, 1-4.6-7 Hasta hoy hemos considerado a Jesús como el Niño de Dios, y de María y José. Recibiendo cariños y besos. Y hasta compasión por sus circunstancias dolorosas, Hoy ya es persona mayor y va a ser confirmado como el que viene a abrir los ojos de los ciegos, a sacar de sus prisiones a los cautivos y de sus negras habitaciones a los que gustan de estar en tinieblas. Para ponerse en forma, va a reunirse con mucha gente en el río Jordán, donde su pariente Juan provoca conversiones y bautiza en señal de conversión y de puesta en gracia del Señor. Según dice Pedro en su discurso pronunciado al cabo de algún tiempo, Jesús fue ungido por el Espíritu Santo y se dedicó a curar a los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él. II. Hechos 10,34-38 La descripción que se nos ofrece del Bautismo de Jesús es de una sobriedad total. Porque lo importante es que el Espíritu otorga a Jesús el poder de sanar y liberar. Esto se aplica al sacramento cristiano del Bautismo. San Pablo le da un valor transubstancial, como el que se da a la Eucaristía. Jesús, que vivió la transformación bautismal por el Espíritu, deja el Bautismo como el signo supremo de adhesión a su Verdad. El que crea y se bautice. Nosotros creemos y somos bautizados. Y estamos demostrando cada día el deseo de liberamos del todo, de ver mejor la Verdad cristiana, y de salir de la 25

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