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creyente y Dios adquiere categoría especial, cuando el Ministro hace de Pontífice en el culto Oficial y en lo referente a la Reconciliación. Todas las preces y clamores para reconciliamos con Dios, nos sabe a poco hasta que el Pontífice, el ministro, el sacerdote, nos habla en nombre del mismo Dios y de la Iglesia. No se trata de un oficio mitológico, sino de un ministerio que saben estimar quienes tienen fe. Que el sicólogo y el siquiatra hacen mucho bien, no hay duda. Pero nunca podrán decir Yo TE PERDONO EN NOMBRE DE DIOS. Esa fórmula sabe a verdad porque quienes la pronunciamos también la solicitamos a otros ministros, porque estamos saturados de debilidad. III. Mar. 10,46-52 Estar ciego es el mal mayor de este mundo. No poder contemplar personas y cosas, no se suple con lazarillos ni muletillas electrónicas. Quedan las posibilidades de alimentarse, de escuchar y de amar. Pero siempre serán pequeñas posibilidades frente a la impercepción visual. La vista es la reina de los sentidos. Aunque puede acumular datos contradictorios. Y de hecho las revueltas, las ignorancias, las masacres, las maldades políticas o inquisitoriales suelen estar motivadas, movidas, alimentadas por personas con visión natural muy normal. El VER no es garantía de acertar. Pero es lo mejor para formar un juicio de valor. El muchacho Bartimeo ya conocía de oídas a Jesús y le llamaba Hijo de David, que era un título poco usado y muy atrevido política y socialmente. Solamente le superaba el título de Hijo de Dios. El hecho es que grita pidiendo que lo acerquen a Jesús. Y se produce el encuentro emocionante por parte de ambos. Jesús le pregunta qué quiere y él contesta 246
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