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como es nuestra presencia orante. Sin duda nos hará notar su amor. II. Efe. 3, 2-3ª. 5-6 La humanidad siempre ha luchado por tener ideas grandes sobre la Naturaleza y las personas. Hay muchos libros antiguos que disertan acerca de la naturaleza de los dioses. Hay tantas sentencias como cabezas acerca de los poderes superiores. Y frente a tantas ofertas, Jesús hace la suya bien sencilla: Sois hijos de mi Padre, aunque no seáis hebreos. Y la fórmula es el Padrenuestro. San Pablo redondea la revelación de Jesús ponderando el bautismo y la eucaristía como los dones que hacen a los gentiles verdaderos hijos de De Dios. Dice que este misterio que nos revela Jesús, estuvo escondido en los siglos. Los pueblos ajenos a la Biblia o gentiles también pueden ser Hijos de Dios. Es nuestro caso. III. Mat. 2,1-12 La narración sobre los Magos la trae en exclusiva San Mateo, que sin duda era un judío instruido. Entre los bienes que afluirán a Jerusalén, están señalados los perfumes y el oro de Arabia y del Oriente. Esos bienes los traerán personajes paganos que fueron antes enemigos de Israel. El hecho es que vienen unos personajes de países gentiles y traen a Jesús oro, como a Rey, Incienso como a Dios y Mirra como a ser mortal. Esta narración no es un cuento, sino una descripción de lo que puede pasar a cada uno de nosotros si estamos unidos a la familia de Jesús. Porque en el Bautismo se nos asegura que seremos sacerdotes, profetas y reyes. Llenos de dignidad consagramos el mundo y catequizamos y somos señores que no nos vendemos 24

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