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si, además, tenemos bases religiosas, la animalidad se va transformando en racionalidad y humanismo. Hasta en los grupos más pequeños y aparentemente mejor formados acecha el peligro. Dice San Pedro que el diablo, como león rugiente, nos rodea buscando a quien devorar, y solo le resiste quien se afinca en la Fe. II. Sant. 3,1~,3. Santiago, que dirige y conoce a la comunidad Cristiana de Jerusalén, de donde es el primer Obispo, y además es pariente de JESÚS, palpa las miserias de los fieles, que seguramente tienen buena voluntad y además son de la primera hornada de creyentes. El panorama es terrible, y podemos aplicárnoslo nosotros mismos. Codicias, envidias, concupiscencias... Y todo, dice Santiago, porque No ORAMOS BIEN. Dice San Agustín no recibís porque pedís mal, incluso cosas inconvenientes. Pero esa es la condición humana, que no se endereza solo por recibir el Bautismo, o la Comunión, sino cuando a lo que rezamos y recibimos añadimos la meditación. El repaso al propio mundo es urgente. Al cabo del día debemos examinarnos en el amor. III. Mar. 9, 30-37. En el Evangelio nos encontramos con una trama de los apóstoles por hacerse con los puestos de mando en el Reino que va a traer Jesús. Y el Señor les muestra a un niño como ejemplo de sencillez e inocencia. De todas maneras fue viendo a un niño envidiar a otro con verdadera rabia, que San Agustín habló de que nacemos con naturaleza dañada. Jesús soluciona el problema diciendo: Dejad que los niños se acerquen a mí, o sea que si los padres y educadores siembran en los niños la Fe en Jesús, sin duda que será suyo el reino de los cielos. O sea, el reinado de Dios que es lo mismo que 234
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