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Todo avance por el bien manifiesta lo que un poeta dijo: est deus in nobis, un Dios nos inspira. *** Domingo XXIV B, 13 Septiembre, 2009 Isa.50, 5-9ª. Isaías sintió que el propio Señor le abría el oído para captar el encargo que le iba a hacer. Y era nada menos que convertirse en víctima de todos los atrevidos. Es lo que oyó Jesús en el huerto cuando clamaba al Padre que hiciera lo posible por evitarle lo que le venía encima. Un ángel lo confortaba. Muchas víctimas de los abusos y violencias manifiestan tranquilidad porque la Fe les anima. Y eso mismo convierte a muchos matones en furibundos demonios porque les desafia la impotencia de las víctimas. Tener despabilado el oído es frase interesante. A veces hay que oír, ver y callar. Otras veces siente uno que le dice la conciencia:"ay de mí si no evangelizo". Evangelizar es proclamar buenas noticias. Todos los responsables de la sociedad debemos ser evangelizadores. Los maestros pueden y deben y suelen ser grandes evangelizadores. Las verdades que transmiten son regalos divinos. Por eso es muy natural que los discípulos se acerquen al catecismo y a la Comunión como demostración de que se siente agradecidos por las maravillas que los docentes les enseñan. Es curioso que el ministerio de educación sea más apetecible que el de guerra o de economía. Salir del caos y mostrar la creación fue el milagro de Dios. No hay sortilegio ni encantamiento que pueda suplir el oficio de maestros. Se puede llamar de muchas maneras, pero la palabra Maestro es evocadora de cercanía, y sabiduría y patriotismo y honestidad. 231

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