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discriminatorias, como las de apedrear a las adúlteras, sacrificar animales junto al templo para glorificar a Dios, y renegar de los cobradores de impuestos, y especialmente de manifestar especial simpatía con los samaritanos. Samaritana le dio agua, samaritano le hospedó en su casa y subsanó su corrupción devolviendo los excesos en los cobros, y samaritano era el que se conmovió y atendió al atracado y malherido del que no había hecho caso un sacerdote y un levita. Siempre que se presenta un profeta, o un doctor o un dirigente rupturista y prometedor, se les juntan entusiastas que sueñan con cambiar de situación. Pero en seguida que ven que el profeta Jesús, al tiempo que abominaba de escribas y fariseos, proponía unas bienaventuranzas revolucionarias, presentándose como Legislador y que se proponía a sí mismo como el ejemplar que quería hacer un reino imposible, repugnaron su PLAN como inaguantable su plan y se apartaban. Cuando hay una ruptura se hacen proclamas contra el personaje. Y éste contesta con la fórmula más eficaz: "quien no siembra conmigo desparrama, y más: ¿también vosotros queréis iros? Y el hombre que más de una vez propuso a Jesús dejar su proyecto, es el que grita: ¿ a quién vamos a ir: tú tienes palabras de vida eterna y sabernos que eres el Santo consagrado por Dios"? Repitamos esto cuando nos lleguen las crisis. Creo .... *** 225