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III. Juan 6, 51-52 Por su parte Jesús se vuelve a definir como el Pan de vida que ofrece vitalidad eterna. Y precisamente en momento tan importante es cuando algunos justifican el rechazo a esa Palabra de Jesús, mencionando a su padre y a su madre. Y es que a pesar de que en nuestro cerebro anidamos la verdad de nuestras limitaciones, siempre somos propensos a negar facultades extraordinarias en los otros, aunque sean Cristos vivientes. Jesús no solo dice que es el Pan de vida, sino que ha descendido del cielo. O sea que es el DON más grande de Dios. Es esa seguridad lo que nos acerca a diario a la Comunión, aunque ningún día nos deja satisfechos. Precisamente por ser Pan, es necesario cada día para el perdón de los pecados. Los propios y los de los otros. No es pan para Ángeles, sino para personas llenas de necesidades. Agradecidos proclamamos: CREO EN DIOS... *** Domingo XX B, ordinario. 16 de agosto de 2009. I Proverbios 9, 1-6. Este libro recuerda las antiguas consejas de pueblo cuando los ancianos, expertos en cuestiones humanas y divinas, tenían auditorios o discípulos verdaderamente entregados a tal saber en su paisano. Hubo familia en que abundaron esos sabios, que mientras duró la medicina de los genios y no de los graduados, curaban, creaban seguridad y conformidad como si tuvieran la capacidad de San Antonio. Junto a ellos estaban los maestros que nos abrían los mapas y lo mismo enseñaban los Partidos judiciales, que las batallas de las pasadas guerras. Al cabo de varias decenas de años aquellos conocimientos siguen 220

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