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destierros también se tuvieron como don de Dios Para escarmiento de los malos. Pero lo que importa es que el pan destinado al culto, se reparte porque así lo dispone un profeta, que era tenido como la personificación de la presencia física del Dios de Israel. Los profetas tenían autoridad para enderezar entuertos políticos y proclamar castigos y premios. Cosa que en nuestra mentalidad democrática parece exagerado. Pero así era, y aún muchos pensadores piensan que los profetas modernos también tienen derecho a meterse en política y declarar improcedentes muchos comportamientos y mandatos de gobernantes enemigos de nuestras verdades tradicionales. II. Efe. 4, 1-6 San Pablo dedica su carta, recién leída, a ponderar la necesidad de la unión de los fieles de las iglesias por él fundadas. Siendo muy nuevas aquellas Iglesias, ya surgían las luchas por la jefatura, por tener categoría de obispos, por querer seguir a más de un apóstol o predicador. El capillismo es mal sempiterno. Con toda la autoridad que tenía San Pablo, aquellos que él llama hijos por haberlos engendrado en Cristo, se disputaban las influencias. Cosa que se sigue dando en todo género de asuntos. Todo el mundo quiere ser cabeza de ratón antes que cola de león. Pues bien: san Pablo argumenta su petición de unidad, en que solo hay Un Señor, Un Dios Padre de todos, que habita entre nosotros y es Padre generoso, porque nos hace hijos, hermanos de su Hijo Jesús. El razonamiento es absoluto y la consecuencia de luchar por ser fraternos y pacíficos se convierte en obligación. 215

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