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Hay pastores que se aprovechan de las ovejas de modo abusivo. Los hay avaros, aprovechados, negligentes. Pero se puede repetir lo que yo digo a casi todos los criticones de sus pastores: "¿conoces alguno que sea peor que tú o dicho de otro modo, te crees mejor que el cura de tu pueblo, que el obispo de tu Diócesis, que el fraile o monja que andan por ahí atendiendo necesidades? Tenemos buenos pastores a montones. No nos derroten los menos buenos. *** Domingo XVII B, 26 Julio 2009- 1. 1 º Rey. 4, 42-44 El pan es la base del alimento, digamos, el que da a los alimentos sentido completo. Sin pan falta algo muy importante. Por eso ante el Señor de Israel se colocaba panes nuevos a diario. Esos panes eran simbólicamente ofertas de todo el Pueblo. Por eso eran sagrados. Y quienes los ofrecían y consumían eran los sacerdotes. Pero ellos no cultivaban los trigos, y por eso había tumos de ofertas para que nunca faltara pan nuevo en el altar del Señor. El detalle de repartir el pan destinado al Altar, entre las gentes que estaban por allí mendigando, probablemente en tiempos de mucha escasez, convierte al gran profeta Elíseo en prototipo de Jesús que aparece hoy repartiendo pan a multitud de personas. Quien puede repartir pan milagroso, puede repartir otros muchos bienes: Elíseo dejó claro que el Pueblo es antes que el culto. Y que el culto es para que el pueblo se sienta cerca de Dios. La sagrada Escritura manifiesta un empeño casi obsesivo en presentar a Dios como el dador universal. Por eso las liberaciones, las carestías, los 214
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