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*** Domingo XIII B, 28 6 009. I. Sab. 1.13-15; 2, 23-25. El tema central de la liturgia de hoy es LA VIDA. La Primera lectura plantea una tesis maravillosa: Dios no quiere la muerte. Todas las cosas son buenas. Pero hubo un desafío de un Alguien, que estropeó las buenas intenciones de Dios. Y vino la debilidad y la muerte. Hemos de tener en cuenta que la muerte nunca fue bien entendida. Como a todo, hay que explicarla. Y la gente común, para la que escribe el Autor, solo sabe que hay muerte y maldad. La explicación que recibe y recibimos la muerte en CASTIGO por el pecado. No pensamos que acusar a Dios de jugar con la muerte es lógicamente un absurdo, pues es infinitamente bueno, y está encantado con la creación. Pero entra el factor humano que igual puede glorificar a la familia que destrozarla. El misterio del MAL está en nosotros. No siempre hemos sido concebidos en condiciones positivas. O luego hemos quedado a medio a medio hacer porque evitamos el esfuerzo o el cuidado de la salud. Así como en las guerras los Hospitales se nutren de los infelices que pelean a muerte, así detrás de nosotros se monta todo un servicio salvador, cuando lo lógico es evitar el tabaco, el alcohol y las drogas. Pero esto lo oímos y lo tomamos para los demás. Las personas fumadoras en exceso, especialmente las muJeres, llevan en sí el aguijón de la muerte para los niños. II. 2ª Cor. 8, 7-9. 13-15 San Pablo asumió una petición que le hicieron en Jerusalén algunos apóstoles, a cambio de ser confirmado 203

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