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soy yo Como fórmula de catequesis es preciosa. Pero ¿cómo soy Yo? Es inexplicable. Es misterio de la omnipotencia puesta al servicio práctico de la salvación. Mi cuerpo es la persona que se os entrega por propia voluntad de ser acompañante en el ser y caminar de creyentes. Soy el Resucitado hecho servicio. II Hebreos, 9, 11-15.-II. Se trata de una Herencia que tiene valor eterno, porque Jesús lo ha creado mediante su Propio Sacrificio. Por eso nuestras respuestas deberían ser de amor encendido al gran Recuerdo del Señor Resucitado. Cuando santa Teresa Benedicta de la Cruz de religión judía, descubrió a Cristo mediante los escritos de santa Teresa de Jesús y Santo Tomás de Aquino, pidió el Bautismo y luego se pasaba horas ante el Santísimo. Había entrado en el mismísimo misterio de Cristo muerto y Resucitado, que se conserva en la Eucaristía. En realidad nuestra piedad es mayoritariamente eucarística. Y ese es el medio de manifestar nuestra Fe Católica. Quien no llega a necesitar la Comunión y se mantiene en el culto exterior no ha asimilado la Gracia de la Filiación divina ni de la Redención. Solo busca el cumplir exterior. III Marcos 14,12-16. 22-26. Tomó Jesús el pan y dijo: Comed, esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros. Y del vino dijo: Bebed todos porque esto es mi sangre que se ofrece como Alianza Nueva y Eterna para el perdón de los pecados. La Eucaristía perdona los pecados porque nos introduce a Dios por Cristo en nuestra persona, y la ayuda a irse liberando de pecados y defectos. No es cuestión de que 197
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