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encomienda predicar su Evangelio en todo el mundo para el perdón de los pecados. Llego a sospechar que Jesús insistió tanto en el Perdón porque es una de las cosas más deseadas. Y también más obligadas. No solo es Perdonar, sino buscar el perdón, anhelarlo. Y sin andarse con disculpas al pedirlo ni con blanduras al otorgarlo. Es una de las palabras más benditas: Perdón, te perdono, perdóname. Cuando el perdón es otorgado y recibido con generosidad se junta el Olvidar. Un perdón veraz produce olvido de la ofensa. III. Lucas, 24, 35-48. En la aparición más grande, en la que come con los apóstoles, ofrece a los presentes una explicación de lo que dice la Escritura sobre su persona. Y asegura que era necesario que él padeciese y resucitase, para presentarse con autoridad para cumplir un PLAN divino: Perdonar los pecados. Seguramente no sabríamos encontrar razón que justifique la Pasión y Resurrección de Jesús, más que estas palabras del propio Jesús. Cuando decimos que murió por nuestros pecados, no se refiere a la causa de su muerte, sino a su entrega por nosotros. No lo han asesinado ni maltratado nuestros pecados, sino que él soportó todo para que creyéramos que de verdad Dios en Cristo se preocupa de nuestra tranquilidad. Y por eso mismo el sacramento de la Confesión se llama segunda tabla de salvación, porque es oferta de Dios en Cristo y por la Iglesia. Bien, pues agradezcamos esta gracia, diciendo con ánimo CREO EN DIOS que perdona los pecados.... *** 184
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