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Estamos a la puerta de la gran conmemorac10n de Jesús elevado en la Cruz para convertirse en el sanador, si miramos a quien traspasaron. *** Domino Vº B, Cuaresma 2012. 25 de Marzo l. Jerem.31, 31-34 Siempre que ha ocurrido un desastre enorme se ofrece Dios a hacer un Pacto nuevo, como quien dice para hacer borrón y cuenta nueva. El profeta Jeremías, testigo de pactos desatendidos y del destierro en Babilonia, es el caso típico del que no desespera por ningún mal. Y así en plena esclavitud, pone a Dios proponiendo una Alianza Nueva. Consiste en meterse en el corazón del afligido pueblo, de modo que no hará falta gritar: Muéstranos a Dios, porque todos me conocerán. Esto recuerda a Jesús corrigiendo al apóstol Felipe que le pide que les enseñe al Padre, de modo suficiente. Y Jesús le contesta: Quien me ve a mí VE AL PADRE. Y si alguno me ama yo el Padre haremos morada en él. En esta celebración seguramente nos sentimos invadidos por el misterio de Dios y creemos en su bondad. También sentimos respeto y temor, porque es Autoridad. Pero todo lo que nos envuelve aquí es positivo y esperanzador. Ver al Padre en Jesús, sentir a Dios en el corazón como si fuera su domicilio, es una siembra de ideas maravillosas. Estando el Señor en nuestro corazón es evidente que nuestros sentimientos se purifican y nuestras obligaciones se aligeran. Y el mal recuerdo del pecado desaparece. Dios NO LO RECUERDA. No tengamos el empeño en hacérselo recordar con las frases como "me arrepiento de los pecados de la vida 175
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