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que le tocaron con sus propias manos. El resto lo contactamos porque nos los dicta el Espíritu. *** Domingo IIIº de Cuaresma, B. 11 de Marzo de 2012. I. Éxod. 20, 1-17 Los mayores sabemos de memoria los DIEZ MANDAMIENTOS de la Ley de Dios. A veces pensamos que son demasiados, o que no son modernos, sobre todo en lo referente a la sexualidad. Se cuenta que un alcalde sometió a referéndum los Diez mandamientos. Y el éxito fue completo. Ya no había que ir a Misa, ni santiguarse, ni dejar de blasfemar, ni estar sometidos a padres y autoridades, ni respetar la vida propia o ajena ni respetar al prójimo, ni cuidarse de menospreciar o instrumentalizar a las mujeres , ni respetar los bienes ajenos. Hicieron banquetes y crearon una medalla conmemorativa. Poco a poco las familias tenían líos, había maltratos, algún homicidio y suicido, pleitos por calumnias, celos tremendos en ellos y ellas, y tomas de bienes sin contar con nadie. El moderno y laico alcalde vio que el mundo se destrozaba a sus pies y hasta el cielo se despreocupó y ya no había aguas a tiempo, ni cosechas: reinaba la NADA. Fue a la iglesia y tocó a rebato. El pueblo estaba hundido. Y se le ocurrió votar de nuevo y la respuesta fue un SI total a los diez Mandamientos. Antes solo habían respetado los bienes y las mujeres propias. El cura les aseguró que en todo el mundo las leyes tenían los mimos asuntos que los Mandamientos. Y gracias a ellos había respeto y bienestar o al menos coexistencia tolerable. Y se dieron la mano, y prometieron respetarse en sus atribuciones. Estado e 170
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