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condenar el mismo Jesús, que tanto hizo por ganamos la mente y el corazón. Ese andar cada día planteándose si estará uno en buen trato con Dios puede convertirse en enfermedad más peligrosa que el despreocuparse de Dios y de su Hijo. Pienso que algunos cristianos estaban desesperados recordando su anterior vida pagana, o su presente debilidad o apostasía y les salió al paso san Pablo con la más bella recomendación de la bondad de Dios por Cristo. ¿Quien nos puede separar el amor de Dios? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió, más aún, el que resucitó y está sentado a la derecha de Dios? Ni la muerte, ni la vida, ni lo presente ni lo futuro nos podrán separar del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús". La facilidad con que se ha hablado del infierno ha conducido al ateísmo, pues no puede el infinito Señor unir ser bueno con ser vengativo. III. Marc. 9, 2-10 Precisamente para infundimos confianza en su bondad ocurrió la Transfiguración. No solo aparece Jesús transfigurado o sobrenaturalizado, sino convertido por segunda vez en el Maestro: escuchadle. Antes habían resonado esas palabras al ser bautizado: "Este es mi hijo amado, escuchadle". No nos domine el horror al mal sino el amor al bien. En cuanto a lo personal es seguro que la buena voluntad nos sobra. Si acaso estuviéramos absolutamente libres de toda falta estaríamos fuera de este mundo. El DON DE DIOS ES JESÚS. Este viernes y sábado en Madrid y en modo menor en otros templos, las personas sencillas han buscado tocar la imagen del Cristo de Medinaceli. Gran cosa es que los sentidos palpen algo de la divinidad. San Juan pone como testigo de la verdad de Jesús el 169
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