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Lucernario en oferta DOMINGOS CICLO B. Adviento. Domingo l. I. Isa. 63, 16b-l 7. l 9b; 64, 2b-7 Nuestra familiaridad con Dios se alimenta primeramente de los escritos de los profetas, y definitivamente con la Palabra de Dios, que es el propio Jesús, Palabra con mayúscula absoluta. Todos éramos impuros, esclavos de nuestras culpas. Sin embargo, Señor, tú eres nuestro PADRE. La palabra Padre que pone Isaías en boca del pueblo sencillo, es la gran Palabra de la revelación. Y por eso Jesús, cuando quiere obsequiamos con la fórmula perfecta de relación con su Padre nos dice: rezad así: "Padre Nuestro". Los grandes testigos de la fe en Dios Padre somos los humildes fieles que nos arrodillamos o estamos de pie en nuestros lugares de culto, o en nuestros lugares de vida o en nuestro cuarto interior. CUÁNTAS VECES DECIMOS: "Señor no tomes en cuenta nuestros pecados". Es que estamos obsesionados o por el sentido filial o el temor reverencial. El caso es que Dios nos ocupa. Y que quienes se despreocupan o toman a broma o combaten a Dios no saben a quién pedir ayuda y perdón. II. lªCor. 1, 3-9 San Pablo celebraba su Acción de Gracias, que es la Eucaristía, y es la misa, y es la fracción del pan, según cada quien desee denominarla. Acción de gracias por la GRACIA que se os ha dado en Cristo Jesús. En Cristo Jesús se nos ha dado la Gracia fundante, creacional, y 137

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