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señaló la urgencia del asunto. La actitud de Jesús es un tanto chocante porque se muestra desubicado. "No ha llegado mi hora". ¿De qué hora hablaba? Su Madre le pone en la hora justa: esta es tu hora. Y así Jesús derrotó de veras al diablo que le había propuesto algo parecido, pero modo demasiado apremiante. Y sin otro objetivo que demostrar que era Hijo de Dios. En las luchas intelectuales y políticas también se hacen proposiciones ampulosas a ver si pican los creyentes en Dios. "Te daré todo si te arrodillas". ¡Qué compromiso! Por eso Jesús se mostró receloso ante la exclamación de su madre. Su victoria fue de importancia monumental. Todo el mundo corría a buscar y conseguir algo. Y a fe que conseguían mucho y Jesús se realizaba en su Papel de Hombre de Dios. *** Domingo XXXIV A, Cristo Rey. I.Ezeq. 34, 11-12. 15-17. Llamar a Cristo Rey fue un resultado lógico de los atributos que le aplicaban las palabras sagradas del Nuevo Testamento. "Yo soy Rey, para eso nací, para dar testimonio de la VERDAD". Muchos personajes se han atribuido algo de la Verdad, es decir de eso que se percibe como sólido, constructivo, decente y promotor del Bien. Todos queremos tener algo de razón o mucha razón. Y todos nos damos cuenta, no siempre a tiempo, de que ese poco de razón no nos sirve de mucho. Hay que arrimarse a un buen árbol para estar en una sombra real. Según la primera lectura uno es buen pastor porque sabe cuidar las ovejas, llevarlas por buen camino para que no se enreden y lastimen. No abusar de ellas sino sacarles el provecho que convenga a las dos partes. 133

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