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con los novios y que alguno se toma a broma el asunto, y se hace el importante despreocupándose de su imagen. ¿ Cómo te atreves a entrar en este banquete con tal descuido en tu porte? Y como no dio explicaciones fue desechado. Un pobre despechado es un soberbio peligroso. Nosotros, invitados a las bodas de la Palabra y de la fraternidad, tratemos de tener un porte digno. Infinidad de veces nuestras celebraciones manifiestan descuido de arriba abajo. Ojo al tema, que es muy importante. *** Domingo XXIX, A.16 de Octubre de 2011. I. Isa. 45, 1.4-6. Nos encontramos en un momento muy político. Y hay gentes que aseguran que en la Iglesia no se puede hablar de política, y sí del Evangelio. Lo cual es falso, porque, además del Evangelio, hay muchos capítulos en la Biblia dedicados a la política según la entendían los profetas. De hecho Dios se pone al servicio del Pueblo y ofrece ayudas a los que le adoran y fracasos a los que le rechazan. Lo cual es pura política. Porque política es preocuparse por la Población. Y es bueno que se sepa que en la Biblia Dios y Pueblo forman una familia, donde todo interesa a todos. Tener a Dios en la Familia, en el Pueblo, en el Gobierno es una garantía de verdad y honradez. Todos los que rechazan a Dios o a sus profetas en cuestiones políticas, quieren convertirse ellos en Dioses. Pero al no serlo, por fuerza se hacen idólatras. Egoísmos, fanatismos, persecuciones, dictaduras, son fruto del endiosamientos de los que no quieren a Dios. Los Pueblos más cohesionados y prósperos tienen a honra tener templos junto a sus 122
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