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los mismos equivocados. He hablado de los rebeldes ordinarios. Pero es que en el orden políticos las provocaciones, insultos y amenazas promueven la violencia de modo perverso. Hay sed de sangre y hambre de víctimas. Luego viene el llorar y chirriar de dientes. Pero la pérdida de alguien no satisface a nadie. Lo que busca la corrección fraterna es ganar corazones y que la autoestima sea de verdad sólida y consecuente. II. Rom. 13, 8-10 San Pablo padece remordimientos por sus actos contra los cristianos y en especial por contribuir a la lapidación del diácono Esteban. Hay comentaristas que niegan que Pablo sufriese la pesadilla de sus excesos. El caso que el asunto está mencionado en varias ocasiones. No es de extrañar que en Pablo se cumpla el refrán de que los extremos se tocan. El salto hacia otro lado es frecuente y el salto de vuelta también lo es. Testigo es el confesionario y todos los rezos en que suplicamos al señor tener rectitud de mente y corazón. Incluso solicitamos benignidad ante el adversario. Y siempre se pidió y se cumplió la benignidad hacia el deudor. Perdón para el deudor y para el prestador. Lo más moderno es sospechar del prestador: que si es explotador, avaro y malnacido. El deudor pide perdón, pero en la parábola tremenda de los deudores, el Generoso es el dueño de la finca. Y el que es perdonado se torna exigente hasta la locura contra su deudor. Y seguidamente se le revierte la deuda y lo pierde todo. Que lo único que debamos es el amor es un aviso: en general se dice ni robo ni mato y rezo a Dios. Pero los pecados finos se disimular. Ama y haz lo que quieras, 110
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