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corporal, corno si la carne procediera de otro principio maligno enfrentado con el Dios de la Biblia. Esta situación se repite constantemente en personas de piedad. La obsesión a encontrar ofensa y pecado en todo es una enfermedad destructiva. Mentes enfermizas, mal catequizadas, son legión maligna para los que caigan bajo su magisterio. Y en su aparente respeto a Dios son víctimas del peor de los demonios. Si el bautismo consagra a la persona y la pone en dignidad real es porque el cuerpo es tan consagrado corno el alma. Y por esta razón Pablo es maravilloso cantor de la dignidad humana de los bautizados. Pero siempre tiene en reserva el pesimismo, porque tiene un estímulo en su carne que le abochorna y es Dios mismo quien le invita a cultivar el recuerdo de las gracias recibidas. III Mat. 16, 21-27 Ya comentarnos los modos diferentes de encontrarse y juzgarse Pedro y Jesús. En ambos el desenlace es complementario: el amor nace muchas veces de las rupturas sentimentales. Jesús quiere a Pedro desde que lo trata: es un líder con inseguridades que habrá de vencer. Por eso le sorprende la tentación y seguidamente hierve de amor por el Maestro. En su momento Pedro grita que Jesús es el Mesías. Luego Jesús lo arregla todo: Las puertas del Infierno no prevalecerán en ti y tampoco en la Comunidad. Tendrás el poder de atar y desatar. Poder tremendo que habrá que usar con la humildad del que sabe que será contradicho mientras duren los fieles y los infieles. "Yo, Presbítero corno vosotros, os aconsejo que entreguéis hasta el alma por vuestro rebaño". Y por los siglos de los siglos los creyentes gritarán: Marana Tath. Ven señor Jesús. 108
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