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solo sé gritar violencia y destrucción. La palabra de Dios se volvió para mí en oprobio y desprecio. Y dije: no me acordaré de él, ni hablaré en su nombre... Pero la Palabra era para mis entrañas fuego, intenté detenerla y no podía". Es la más estupenda definición de la Vocación profética. Es voz meliflua sobre Dios bueno, pero es terrible con el mal y los malos. Y es consuelo para quienes se vuelven y confiesan sus pecados. "Me consume el celo por la Casa de Dios, aunque me llenen de oprobios". Jeremías hizo exclamaciones lamentando la mala correspondencia de los llamados. Y pereció rechazado por el Poder de los príncipes. Antes tuvo una ocurrencia sin parangón: llevó el arca de la alianza a un lugar secreto y no dejó huella alguna. Se me ocurre que algún día aparecerá el Arca y será para Israel la mayor fiesta de todos sus siglos. Y para los creyentes cristianos, la piedra angular de su Fe por la Palabra de Dios. II. Roro. 12, 1-2 La Palabra cuerpo tiene para san Pablo mala connotación, como fuente de rebeldía contra el bien que recibe mediante el Bautismo. Fue Pablo quien descubrió cómo en los grupos más fieles había carnalidades como tomar la mujer del padre, o asistir a los lugares de pecado camal. Para sublimar la idea de uno mismo exhorta Pablo a considerar el cuerpo como hostia viva, santa y agradable. No os ajustéis a este mundo. Renovad la mente buscando distinguir como Voluntad de Dos lo bueno, lo agradable, lo perfecto. Sin duda que tomamos en cuenta esa receta, pero dice Pablo: la carne lucha contra el espíritu. Y solo una mente renovada consigue la victoria. Siempre hubo y hay maniqueos, que consideran pecado todo placer 107
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