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luchadores por la paz. La gloria de Dios se manifiesta en los milagros de andar por la vida "rebajándose a sí mismo y pasando por uno de tantos". Jesús es el hombre bueno que representa a un Dios que busca la reconciliación con las personas tan mal sometidas a cultos tremendos pensando que así glorificaban al Creador. Jesús es Dios humanado. *** Domingo XXI, A. 21 de Agosto 2011 I. Isa. 22, 19-23 La labor de los profetas ha sido entre aterradora y consoladora. La suma de desgracias que cayeron sobre los reyes y los pueblos de Israel y Judá es casi abusiva. El caso es que casi todo se atribuye a ser malos ante Dios. Lo cierto es que ese tremendismo se suavizó con el tempo gracias a los escritos sapienciales. Incluso debemos retrasarnos a los tiempos de Egipto donde Dios toma parte por Israel de un modo muy judaico. Y ese proceder ha constituido una formidable unidad como si ese bloque estuviera soldado por el soplo divino. Lo que se nota es que los profetas se sienten lanzados a liquidar a los adversarios religiosos y políticos con una seguridad abrumadora. En los párrafos de Isaías recién escuchados hay un partidismo claro. Con todo Isaías es considera como el quinto evangelista porque sus sueños mesiánicos son en verdad encantadores. Así habla de la armonía entre los humanos y los seres ponzoñosos hasta el extremo de que un niño creará la era de la paz tan anhelada. Otra cosa es que hay promesas imposibles de cumplir como la duración eterna de la descendencia en el trono de los descendientes del rey David. Este obstáculo se salva hablando del sentido místico con el que se convierte en Hijo de David al mismo Jesús y a 104

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