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sintió que Pedro temblaba incluso ante él. Nosotros probablemente tengamos un mar de dudas cuando veamos a las multitudes juveniles rodeando al Papa. Es probable que nos contagie la protesta por los gastos. Se trata de un celo hipócrita, porque así es el celo de los enemigos. Quien campa por sus irrespetos a todo, quiere que nadie campe por los Respetos a los demás, que es lo que pretende la visita del Papa. Respeto a todos. No se puede ser Elías laico, eterno envidioso del Dios cristiano. No les estorba el Musulmán o Budista: solo el cristiano o más claramente el católico. Los celosos son los que no quieren que haya testigos de ideas más altas o de virtudes ciudadanas más verdaderas. No tienen ideas sanas sino ansiar de poder con todo. Bien, pues como decía san Agustín a los perseguidores: decís que os dejemos de querer, pues es imposible. Por todo ello injertemos en nuestra oración a cuantos promueven las oleadas de celos frente a lo que ellos no saben poder hacer. *** Domingo XX. A. 14 de Agosto de 2011. l. Isa. 56, l. 6-7 Llegaban a Israel muchos extranjeros. Las leyendas de los sabios y reyes eran conocidas porque judíos los había en todo el mundo conocido. Su LIBRO era considerado como un código más interesante que los códigos de la época, porque incluía como razón la asistencia de un Dios muy superior a los de otros pueblos. Y dos reyes eran especiales: El Rey David, hombre de Dios y modelo de apasionados y arrepentidos, y Salomón cuyos juicios y hechos eran la gloria de los judíos. Gracias a la existencia de judíos en todas partes, la entrada del Cristianismo tenía 101

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