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XI.- Jesús promete su Reino al buen ladrón (Le. 23, 39-40-42) . Las tres cruces son casi iguales a los ojos profanos. Están sobreelevadas y tocando el cielo de la realidad. Jesús vuelve su cabeza hacia el buen ladrón que le habla, mira y encuentra. A lo lejos, a la izquierda encima de la muralla, los seguidores desde el temor, la cobardía y la deserción. Subiendo la cuesta del Calvario, aparece ya María arrastrada y encorvada por el dolor de madre, llevada entre dos y aproximándose al Hijo en la Cruz. Es la hora de la firme convicción de que, mientras vivimos, nada está perdido, porque Jesús nos facilita el cambio con su camino de entrega y retorno a la Casa del Padre. Todos pod_emos ser el "Buen Ladrón" que arre– bata el Cielo, si sabemos decir sí al Amor. XII.- Jesús, La Madre y el Discípulo Un. 19, 26-27) La Cruz de Jesús lo cubre todo, mientras aparecen al fondo, con un sencillo rasgo, las cruces empequeñecidas de los dos ladrones. Próxima, a su izquierda, la Madre y las otras mujeres. A su derecha, la figura misteriosa del Discípulo amado, nosotros, ... Nos corresponde romper con la soledad de la Madre, ya que ella rompe con nuestra oifanda,d, al ser sus hijos nacidos y regenerados por el dolor de su Hijo y por su colaboración Corredentora. Quiero, Madre, estar siempre contigo. XIII .- Jesús muere en la Cruz (Me. 15, 34-37). Ocupando toda la escena aparece Jesús con una cavidad profunda, vacía, en su pecho, porque lo ha dado todo ..., con la cabeza inclinada, pero siguen los brazos extendidos en horizontalidad perfecta, para abarcar el Mundo, en una soledad impresionante, sin nadie en su entorno, engrandecido por la entrega y tocando el cielo oscuro, pero sereno, con incipiente luminosidad en el horizonte. Es la hora de la suma angustia y abandono total, para darle al Amor la mayor expresividad de Esperanza. Es la Hora de la vida por la reconcilia– ción y por la entrega suprema del Amor, pero también es la hora para el cumplimiento de la Voluntad del Padre y el reecuentro glorioso con Él. Dame, Jesús, el don de compartir la muerte de cada día a tu lado. - 20 -

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