BCCCAP00000000000000000001351

quier cosa: al ver correr la sangre, al curar una llaga, al contemplar a un moribundo, al velar a un muerto ... - Sí, ya sé que hay personas de muy poco tem– ple para estos casos; pero esto no puede ser obs– táculo para que todos nos preparemos lo mejor posible y estemos dispuestos a sacrificarnos por nuestros hermanos. * * * Mas, al lado y por encima de este esfuerzo, humanitario y plausible, por salvar la vida temporal de nuestros semejantes, debe figurar otro esfuerzo y otro afán, todavía más nobles y más caritativos, por asegurar su vida eterna, sobre todo cuando vemos que la temporal ya no tiene remedio. - Claro; es que la vida eterna vale mucho más. Y, además, no se acaba nunca. -Así es la verdad. Y, por ello, cuanto esa vida eterna es superior a la temporal en excelencia y en duración, otro tanto debe ser mayor el esfuerzo, la diligencia, la solicitud de todo cristiano por ad– quirir una preparación y una destreza adecuadas en el orden espiritual, a fin de poder hacer un papel honroso y, sobre todo, fructuoso y eficaz en la asis– tencia a los enfermos y agonizantes. Yo, que por las circunstancias especiales en que se ha desenvuelto mi vida, pienso haber adqui– rido alguna experiencia en esto de asistir a enfermos y moribundos, me atrevería a dar a todos 96

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz