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CAPITULO VII PERFECTA CONTRICION Y SOCORRISMO D. Antonio.-Decíamos ayer, Juanito (así co– menzó Fr. Luis de León su primera lección después de tres años de cárcel), decíamos ayer que la muer– te siempre o casi siempre se presenta de impro– viso, como el ladrón. Juanito.-Es verdad. Pero se presenta ce improviso, porque nosotros queremos, porque so– mos tontos, porque no pensamos, o no queremos pensar, que la muerte nos puede estar acechando detrás de cualquier esquina. - Lo has dicho muy bien. Pero antes que tú lo han dicho centenares de hombres con más años y experiencia que los tuyos; sin embargo, ¡qué po– cos son los que lo tienen en cuenta! Lo más ordina– rio es pensar que la muerte está muy lejos, que h3.y años o, por lo menos, meses por delante y así vi– vimos atolondrados, disipados, enredados en los placeres y preocupaciones de la tierra. Y luego nos sucede lo que a los peces. 91

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