BCCCAP00000000000000000001351

- No, de ninguna manera. Al contrario, to– das las explicaciones que hemos dado, bien asimi– ladas, nos ayudan a hacer el acto de perfecta con– trición con la máxima rapidez y garantía de éxito. Atiende a algunas semejanzas. ¿Tú has aprendido a nadar? - Sí, señor. Me enseñó mi papá cuando tenía siete años. - Y tu papá te dio algunas normas sobre có– mo tenías que lanzarte, cómo tenías que mover los brazos, cómo tenías que respirar, cómo tenías que descansar, ¿no es verdad? - Sí, señor. Y además me enseñó varios es~ tilos de natación, corno de braza, de espalda, de mariposa... - Muy bien, muy bien, Juanito. Te felicito. No sabía yo que eras un especialista en este de– porte de la natación. Pero vamos a lo nuestro. Ahora que nadas corno un pez o corno Mark Spitz, el hom– bre de las siete medallas de oro, quiero preguntar– te: «Cuando te lanzas al agua, ¿te pones a recor– dar todas las normas que te dio tu padre cuando eras pequeño?» - ¿Para qué, don Antonio? Si ahora me sale todo sin pensar ... -Naturalmente. Vamos con otra semejanza. Tú has visto tocar el piano, claro está. Quizá no has visto tocar a lturbi, a Cubiles, a Alexis Wei– senberg o a cualquiera otro de los genios de la rnú- 85

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz