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Dios se encuentran para el infiel la gracia del bau– tismo y de la penitencia, sacramentos que él esta– ría dispuesto a recibir, si los conociera. - No sabe usted, don Antonio, qué tranquilo y qué satisfecho me ha dejado. Ahora -Y volviendo a lo de la «tabla de salvación» que nos parecía una comparación no muy acertada- ¿qué seme– janzas o qué comparaciones le parecen a usted más propias y más expresivas para ayudar a com– prender a la gente la importancia, la necesidad y la eficacia que encierra el acto de perfecta con– trición? - Mira, hijo, cruzan por mi mente muchas palabras y muchas expresiones; pero, la verdad, ninguna me satisface del todo. Creo que unas con otras se completan y, todas juntas, pueden llegar a darnos una idea bastante clara y precisa de la realidad. Las palabras «salvavidas», «paracaídas», «lanchas de socorrismo», «ambulancia», «coche de patrulla en carretera» y, mejor todavía, «ascen– sor», «funicular», «nave espacial», etc., vienen a darnos una idea muy aproximada de lo que en el orden espiritual, para la salvación eterna de los hombres, representa y realiza el acto de perfecta contrición. - Y para utilizar debidamente este medio rápido y seguro de salvación, que es el acto de per– fecta contrición, sobre todo en casos de acciden– te, ¿no será muy complicado recordar todo lo que hemos dicho sobre la manera de practicarlo? 84

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