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una manera confusa e implícita. La primera ma– nera tiene lugar cuando lo que deseamos lo cono- .cernos perfectamente.· Como si yo ahora digo que . desearía poseer una biografía del padre Pío, el de las llagas,porque la he leído y me ha gustado mucho. La segunda manera, oscura e implícita, suce– de cuando no conocemos, quizá ni la existencia de la cosa u objeto deseable; sin embargo, ese objeto o esa cosa deseables se encuentran incluidos, en– cerrados en otra cosa de mayores proporciones, que nosotros deseamos íntegramente con todo lo que lleva dentro. - Me parece, don Antonio, que ya voy vislum– brando una lucecita en el horizonte. - Pues esa lucecita se va a convertir en un sol. Imagínate que un hombre muy rico, un multimi– llonario, que no tiene herederos, te lleva a su pala– cio y -por tu cara bonita o porque le has caído en gracia- te regala un arca grandísima que con– serva en la mejor de sus habitaciones. Con todas las joyas de valor que lleva dentro puede decirse que en esta arca tiene la mitad de su fortuna. Tú en concreto no sabes nada de lo que el arca contiene; pero serías un mentiroso si me dijeras que no querías más que el continente y nada del contenido, es decir, que no querías más que el arca, vaciada de todos sus tesoros. Ahora abres el arca y tus ojos se abren tam– bién como dos platos ante cada objeto que vas viendo. En un rincón del arca, bien guardado en 82