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y universal están también en los extremos y algo te hablan de dimensiones. Los ojos, en cambio, los tienes en el centro, bastante cercanos entre sí, co– mo están las notas de sobrenatural e interno, y algo te dicen todos de interioridad, de profundidad, de claridad, de elevación. - Tiene usted muchísima razón. - En el encabezamiento de esta charla pre- guntábamos si la contrición perfecta era tabla de salvación. Recordarás perfectamente que, para salvarse, es necesario morir en gracia de Dios. Y que el medio ordinario, oficial, instituido por Je– sucristo para recuperar la gracia de Dios cuando se ha perdido por el pecado mortal, es el sacra– mento de la penitencia o confesión. - Todo eso lo recuerdo muy bien y también qué es contrición perfecta. Lo que no me parece tan exacto es llamar «tabla de salvación» al acto de perfecta contrición. - Explícate, Juanito, explícate, que me pa– rece que no vas por mal camino. Creo que has cap– tado una idea que yo hace tiempo tengo en mi mente. _:,, Pues digo que me parece corta y pobre esa comparación de la tabla de salvación, porque, cuan– do hay un naufragio en el mar, pocos son los que logran salvarse en esas tablas tan inseguras. En cambio, con el acto de perfecta contrición creo que son muchos, muchísimos los que pueden con– seguir la salvación eterna. 79

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