BCCCAP00000000000000000001351
padre. Este, don Remigio, es un padre bueno y ca– riñoso, todo lo que se dice un padrazo. Hace pocos días le regalaron un hermoso reloj de pared. No sé qué marca tenía el reloj, pero daba las horas con música. ¡Lo que quería don Remigio ese reloj! Pero, ¿sabéis lo que pasó el jueves pasado? ... Pues mirad. Don Remigio se fue a trabajar como de costumbre. En su ausencia a los dos hermanitos, a Justo y a Pastor, les entró la curiosidad de exa– minar el reloj muy de cerca. Para ello se subieron juntos a una mesa y... mira por acá, mira por allá, mira de este lado, mira de aquel otro, el hecho es que el reloj se desprendió de la pared y cayó al suelo, rompiéndose y estropeándose del todo. ¡La que se armó! Los dos niños rompieron a llorar. Cuando llegó don Remigio, antes de enterar– se de lo que había pasado, Justo corrió a él para confesarle humildemente su culpa y manifestarle que sentía en el alma el digusto que le había dado: «Papá, dijo, sé que querías mucho este reloj y me duele en el alma haberte dado este disgusto. Cas– tígame como te parezca, que bien merecido lo ten– go, pero no me prives de tu amistad. Yo procuraré en adelante darte todas las satisfacciones que pueda.» Mientras Justo se expresaba de esta forma, Pastor, que tenía más miedo a su padre que las ovejas al lobo, se puso a dar gritos diciendo: «Papá, papá, no me pegues. Mira que lo hice sin querer. Ya procuraré ser bueno en adelante.» Y, mientras 70
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz