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ultrajados por el pecado; en la atrición, en cambio, el motivo de ese arrepentimiento o sentimiento es el temor, es decir, el miedo a los castigos divinos, temporales o eternos, y hasta la sola fealdad o de– formidad del pecado. Te voy a poner una comparación que te ayude a distinguirlas mejor. Ya sabes que el hombre y el mono tienen prác– ticamente el mismo cuerpo, formado por los mismos elementos materiales. En cambio, tienen muy dis– tinta el alma: la del hombre es espiritual, la del mono es material. De igual modo, la contrición perfecta y la atrición tienen también, podemos de– cir, el mismo cuerpo, que es ese sentimiento, ese pesar de haber ofendido a Dios; pero tienen dis– tinta el alma, por ser distinto el motivo del dolor: en la contrición perfecta es el puro amor; en la atrición, el temor. - ¿ Y qué efectos produce la una y qué efectos produce la otra? - Naturalmente que, habiendo entre ellas una diferencia tan grande de valor -mayor que la que existe entre el oro y el cobre, entre la luz del sol y la de la luna- forzosamente tienen que ser tam– bién muy distintos los efectos. La contrición per– fecta, por sí misma, borra siempre los pecados mortales, antes y después de la confesión, siempre que vaya acompañada, al menos de una manera implícita, de la intención de confesarse. La atrición, en cambio, no perdona, no puede perdonar los pe– cados más que con la absolución sacramental. 60

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