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tarlos con mucho orden. Y tendría que cuidar las flores con esmero, regarlas frecuentemente y pro– tegerlas de los gusanos y de los chiquillos ... - iMagnífica respuesta! Pues ahora vamos con la aplicación, que es justamente la respue~ta a tu pregunta de antes. Para aumentar la gracia santificante en nues– tra alma, como para aumentar el trigo en el granero, tenemos que cultivar ese campo de Dios, que es nuestra alma. Tenemos que sembrar en él abundan– cia de obras buenas. Entre estas merecen un pues– to de honor, un primerísimo lugar, la recepción frecuente y fervorosa de los santos sacramentos de la Eucaristía y Penitencia, así como las prácticas religiosas más recomendadas por la Iglesia, como la santa Misa, el Oficio Divino, el Rosario, el Via– crucis, la oración personal y litúrgica, los ejerci– cios de mortificación, etc., etc. Todo esto, naturalmente, en el contexto de nuestra vida privada, familiar y social, arropando, vitalizando, santificando nuestra vida de trabajo, particular y profesional, con la levadura de la rec– titud de intención. Esta rectitud de intención debe presidir todos nuestros actos, para que nuestra vida privada, como ciudadanos, y nuestra vida cris– tiana, como hijos de Dios, no estén divorciadas en ningún momento, sino unidas siempre en perfecto maridaje. • - Tengo una idea de ello, pero no acabo de entender con toda claridad qué es eso de rectitud de intención. 49
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