BCCCAP00000000000000000001351
a la libertad de conciencia. Por cierto, muy mal entendida. Y argumentan con un sofisma. Dicen que, si uno recibe el bautismo de pe– queño y luego lo rechaza cuando sea mayor, se hace reo de un pecado más grave, porque reniega de la fe y quebranta unos compromisos sagrados. Esto sucedería, efectivamente, si el interesado hu– biera pedido libremente el bautismo y hubiera hecho personalmente esos compromisos. Pero el hecho de no haber sucedido así, le libera de toda responsabilidad. Una comparación. Un amigo mío me regala un magnífico desper– tador, para que yo todas las mañanas despierte al personal de la Compañía. En mi ausencia y en mi nombre, mi hermana acepta el regalo, agrade– cida y gozosa, dando garantías a mi amigo de que yo cumpliré con gusto su voluntad. Pero yo, ni con gusto ni sin gusto, estoy dispuesto a aceptar el regalo, ni menos a cumplir las pretensiones de mi amigo. ¿Podrá alguien, por esto, tacharme de in– grato o de traidor, o bien motejarme de infiel ppr no cumplir unos compromisos, que yo jamás he hecho por mí mismo? - Desde luego que no. Pero hay personas que razonan tan poco ... - Ya veo que tú, aunque tan niño, te estás ha– ciendo muy reflexivo. Sigue reflexionando. Dijiste muy bien antes que la primera gracia santificante se recibe por el bautismo. Yo debo añadir que, cor la gracia santificante, se reciben también la fe, la 47
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz