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- ¿ Y cuáles son esos vasos de barro que dice San Pablo? - Son nuestros propios cuerpos o, lo que es lo mismo, nuestra propia naturaleza, inclinada a todo lo malo, sacudida y azotada por el vendaval de las pasiones innobles. - Yo ya sé que la primera gracia de Dios, la primera gracia santificante, se recibe por el bau– tismo. Pero quisiera saber si, para recibirla de hecho, es decir, para que Dios le conceda la gracia del bautismo a éste y no a aquél, Dios tiene en cuenta ciertas cualidades o disposicones de las personas. - No, no; de suyo, no. Dios concede la gracia del bautismo a todo el que tiene ocasión de reci– birlo, sin fijarse para nada en que sea negro o blan– co, rico o pobre, de familia muy religiosa o de otra que no lo sea tanto. Todo depende de que él, si es adulto, o sus padres o tutores, si es niño, quieran de verdad el bautismo. ¡Ah!, y de que haya quien sepa y esté dispuesto a administrárselo. - ¿Hay obligación de bautizar a todos los niños? - Sí. Los padres que tienen fe, que son cris– tianos, tienen obligación de bautizar a sus hijos para alumbrarlos a una vida superior, a la vida divina de la gracia. Con más motivo que tienen obligación de alimentarlos y darles una educación esmerada. - Pero parece que hay padres que no quieren bautizar a sus hijos hasta que éstos sean mayores, 44
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