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En segundo lugar, el valor de las obras, buenas o indiferentes, crece en proporción de la rectitud o pureza de intención con que se practican. Casos concretos. Gervasio se va a pescar por deporte, por di– versión. Protasio se va a pescar por caridad, para socorrer a una familia necesitada. Es obvio que la pesca de Protasio tiene más valor sobrenatural que la de Gervasio. Justa, empleada del hogar, cumple bien su deber por agradar a Dios y servirle en la persona de sus semejantes. Fortunata, que tiene el mismo oficio, cumple también su deber, pero sólo por la– brarse un porvenir mejor. ¿Quién no ve que el tra– bajo de Justa merece en el cielo una recompensa mayor que el de Fortunata? ¿Sabrías decirme ahora, Juanito, lo que re– comienda San Pablo a este respecto? - Me imagino que se pueda referir a esta expresión, que tengo oída varias veces: «Ya comáis, ya bebáis, ya practiquéis cualquier cosa, hacedlo todo a gloria del Señor». - Muy bien. ¡Bravo! Ya veo que me estás resultado un discípulo aventajado. Y preveo que, andando el tiempo, me vas a dejar así, chiquito. Importa, sí, importa mucho que llevemos a la práctica este gran consejo del Apóstol. * * * 38