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mas. Es un don sobrenatural, porque es un regalo, un favor del todo gratuito y tan maravilloso, que nos convierte en verdaderos hijos de Dios. Nos hace hijos de Dios por adopción, en forma tal que podemos llamar PADRE con toda verdad al Padre Celestial. Al mismo tiempo pone en nuestras ma– nos las credenciales de nuestro derecho a la he– rencia eterna del cielo y deposita en nuestra alma un germen de vida eterna. Este germen de vida eterna puede tener su despliegue y su desarrollo en este mundo, pero su maduración y su plenitud solo allá, en el otro. - ¿Yes fácil salvarse e ir al cielo? -Si es o no fácil la SALVACION es un asunto de tal interés, que bien se merece le dediquemos una segunda charla mañana, martes. Mas antes de dar por terminada la corta charla de este día, primero de la semana, quisiera hacer una sencilla adver– tencia a todos los que se han tomado la molestia de abrir este librito y comenzar su lectura. Es ésta: que no busquen novedad ni profundidad teológica en este libro. No lo hemos intentado. Juanito y yo sólo hemos pretendido orientar y alertar a la gente sencilla, a fin de que estén siempre preparados para emprender el viaje definitivo a la eternidad. Incluso les ayudaremos, si es posible, a coger el tren en marcha, cuando se han descuidado en lle– gar a tiempo y ha sonado imprevistamente ia hora de la partida. ¿Estás de acuerdo con todo esto, Juanito? - Sí, estoy de acuerdo. Pero me interesa, an- 19