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pio de su lepra~ (v. 3). San Marcos nota e:,q)re– samente que, lo hizo «profunct,amente, compade– cido» (Me., 1, 41). El amor auxHiador de Jesús haice caso omiso de la distancia legal a que dehen hallarse estos desgraciados ,y les sale com– pasivo a-su encuentro. APLICACióN.~Tambtén nosotros nos acercamos al· Salv~or «enteramente cubiertos de lepra» tantas veces como nos llegamos a la santa con– fes1ón; sin ,embargo, tenemos que •confesar ante Dios con el salmista: «S.e me ,e,chan encima mis ini().uid;J;d,es y· no puedo levantar la vista, Supe– ran en núme•ro los cabellos ,de mi cabeza» (Sal– mo 39, 13). Hagámo.slo siempre con la disposi– ción de ánimo del leproso..Con ,e1 reconocimiento humilde. ,ae .nuestra fragilidad e indigencia que nos haga mostrar enteramente abiertas las lla– gas de1 alma 'al r,epresentante del médico divino. Hagámoslo ,e-on la ,creyente .confianza en su amor misericordioso y auxiliador, qu,e «no -desidef1a u11 corazón contrito y humill(l¡do» (Salm. 50, 19). Entonces• ,y sólo entonces se repite .siempre de nuevo: «•Profundamente compadecido, extendió su mano J.e,tocó y dijo: Quiero, sé ·limpio» (!Me., 1, 41). PUNTO 2.º: CURACION DE UN TULLIDO CoNS,IDERACIÓN:..,..,.Un segundo milagro reüere eLEvangelio de hoy, ,en ,el que de nuevo la fe humilde obliga ·en ci,erto modo. 'al amor. mis,eri– cor.dioso del Salvador a socoITer a Jos desgracia– dos. por ,encima de los limites tra;1:ados por el egoísmo judaico. Un c-enturión gentil de Cafar– naum tien-e tullido por la parálisis a un siervo - 97- 4